Raymundo, Bravo y Paredes 1


RAYMUNDO


No me apoca tu renombre
así como tú me ves
el mundo tengo en mi nombre
¡y al mundo tengo a mis pies!


Dices que para irrisión
sirve el nombre que me han puesto
yo me pregunto y contesto
¿qué es tu vida? ¡una ilusión!
En tu loca pretensión
quieres que el piso te alfombre
te lo digo ¡de hombre a hombre!
pues te veo muy ufano
aunque estés en otro plano
no me apoca tu renombre.


De mucha prosa es tu prosa
ni qué decir de tu verso
y has creado tu universo
con la gente que te endiosa.
Pero te digo una cosa
para que tranquilo estés
yo puedo ver el revés
que algunas personas tienen
y con vainas no me vienen
así como tú me ves.


Al buen Dios que te otorgó
de aptitudes una gama
ahora que tienes fama
ya tu memoria olvidó.
Tanto utilizas el ¡yo!
que fastidia ese pronombre
y te asombre o no te asombre
me tiene a mí sin cuidado
porque ya lo he comprobado
el mundo tengo en mi nombre.


No deseo que me alabes
ni procures mi confianza
a otra parte con tu chanza
ya que en mi mundo no cabes.
Y por si tú no lo sabes
soy el antes y el después
la verdad te dije que es
y tú dudaste un segundo
el nombre mío es Raymundo
¡y tengo al mundo a mis pies!


BRAVO


Tus aires no me marean
siempre me pronuncian fuerte
aún después de mi muerte
¡me aplauden y vitorean!


Es plata de buena ley
cada estrofa por ti dicha
pero para tu desdicha
¡yo tengo el oro en la grey!
Del mundo dices ser rey
y en este ¡todos pelean!
resoplas pa’ que te vean
los de casa y los de afuera
si estás con la ventolera
tus aires no me marean.


Yo también soy bautizado
tengo nombre y apellido
y al paso yo te he salido
por si no te han confirmado.
Rey no soy en ningún lado
pero tengo mejor suerte
permite que te despierte
para que escuches Raymundo
que en cualquier parte del mundo
siempre me pronuncian fuerte.


Acepta con hidalguía
y sobre todo, humildad,
que lo mío es realidad
y lo tuyo es fantasía.
De mi apellido, algún día,
yo sé que vas a valerte
si mi cuerpo queda inerte
en cambio mi nombre crece
porque su eco permanece
aún después de mi muerte.


El hombre sin ser mi esclavo
se reúne con sus pares
y me lleva a los lugares
donde hay que sacarse el clavo.
Bravo apellido y por bravo
en sus hombros me pasean
mientras a otros camotean
eso no pasa conmigo
diciendo ¡bravo! mi amigo
¡me aplauden y vitorean!

© 2007 Luis Bárcena Giménez
Share on Google Plus

0 comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por su comentario, se mostrará cuando sea aprobado.