LORENZO (CHISME 1)
Rigoberto se casó
porque le vino la gana
a ser esclavo pasó
seis días a la semana.
De Rigoberto Vigil
su matrimonio fue un caso
puesto que de un solo paso
llegó al Registro Civil.
Una mañana de abril
a su barrio sorprendió
con la mujer que rondó
su puerta y patio trasero
cansado de estar soltero
Rigoberto se casó.
Ella le metió en la oreja
y él aceptó gustoso
un casorio religioso
para que Dios los proteja.
La fama de su pareja
era de ser holgazana
y a pesar de que su hermana
le exigía retractarse
fue al templo para casarse
porque le vino la gana.
Mientras era enamorada
ella hizo un buen papel
mostrándose frente a él
servicial y recatada.
Y la mujer ¡ya casada!
control de todo tomó
del hombre libre que vio
la gente de San Antonio
por obra del matrimonio
a ser esclavo pasó.
Él se marcha a trabajar
mientras ella ronronea
y también tiene tarea
cuando retorna al hogar.
En constante trajinar
por complacerla se afana
dice la gente cercana
porque lo ve que se ahoga:
tiene en el cuello la soga
seis días a la semana.
LORENZO (CHISME 2)
Rigoberto tiene un día
para vivir relajado
se queda en casa cansado
sin ninguna fantasía.
El que a Rigoberto encuentre
en la calle alegremente
va a gritar pa’ que la gente
en torno a él se concentre.
Su rutina diaria es entre
la casa y la compañía
puesto que con energía
siempre tiene que moverse
para poder reponerse
Rigoberto tiene un día.
Su mujer sabe que él vale
y estando muy bien provista
luego de darle otra lista
le grita para que embale.
Y en el instante que sale
a cumplir con el recado
en su recinto privado
ella algo descompone
y él de tiempo no dispone
para vivir relajado.
Han pasado quince meses
y él esconde la cabeza
no aceptar charla y cerveza
¡esas sí que son sandeces!
A sus juntas muchas veces
los amigos lo han llamado
teniendo un sitio arreglado
y el baile como Dios manda
en ves de irse de parranda
se queda en casa cansado.
Se comenta que el trabajo
más la casa y la mujer
se le han logrado imponer
por no decir un ¡carajo!
Desde que nupcias contrajo
comulga con la hurañía
que es un hombre de valía
nadie puede discutir
pero ya empezó a vivir
sin ninguna fantasía.
© 2007 Luis Bárcena Giménez
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