Las comadres 1


COMADRE 1


Comadre ¡me han paleteado!
en el micro que iba lleno.
Yo sospeché de un moreno
¡cara de todo pecado!


Lima está ¡para correr!
es muy bravo el día a día
y la misma Policía
ya no sabe cómo hacer.
Fui a cumplir con mi deber
a la Sala de un Juzgado
¡qué mundo tan depravado!
no hay respeto, no hay decencia
qué descaro, qué insolencia
comadre ¡me han paleteado!


Se escucha jerga y lisura
sin respetar al anciano
ya no estamos en verano
y sigue la calentura.
No hay recato, no hay cordura
¡ni en el mes del Nazareno!
y aunque fue un acto obsceno
nadie en mi ayuda acudió
cuando esto me sucedió
en el micro que iba lleno.


Si no hubiese hecho el voto
de ser pía y tolerante
le juro que en ese instante
allí armaba un alboroto.
¡Con ira pensé que el poto
no era mío sino ajeno!
al girar vi al desenfreno
como una fuerza de choque
y sin titubear ¡al toque!
yo sospeché de un moreno.


¡Fijo! la risa aguantaba
y esto a otros divertía
pues cuando no lo veía
por mis orejas jadeaba.
A mi espalda se encontraba
cual un gendarme parado
se hizo el disimulado
metió al bolsillo la mano
mas su cara era en cristiano
¡cara de todo pecado!


COMADRE 2


Comadrita ¡eso no es nada!
a un viejo cedí el asiento
mire usted pa’ mi escarmiento
¡por un cholo fui punteada!


En Lima hay cada fulano
que dice que tiene calle
y así por este detalle
¡actúa mismo marrano!
Dé gracias que fue con mano
y tan solo una pasada
entiendo que contrariada
haya venido hasta aquí
pa’ lo que me pasó a mí
comadrita ¡eso no es nada!


Con mucha comodidad
iba sentada primero
hasta que en un paradero
¡subió toda la ciudad!
De la gente, la mitad
era de un asentamiento
el ómnibus ¡no le miento!
asemejaba un palenque
como lo vi muy enclenque
a un viejo cedí el asiento.


Había un abanderado
¡mas no de la bicolor!
y supe por el olor
que se encontraba mareado.
El tipo, quede aclarado
¡no era guapo y sí mugriento!
para no sentir su aliento
me inclinaba más y más
y él se pegaba detrás
mire usted pa’ mi escarmiento.


Un poco más avanzó
dejándome sin espacio
y no crea que despacio
en mis nalgas se afianzó.
Mi calvario comenzó
con la primera frenada
por tanta gente ¡apretada!
se me subió un poco el traje
y durante todo el viaje
¡por un cholo fui punteada!

© 2007 Luis Bárcena Giménez
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